viernes, 16 de marzo de 2012

Lo eliminé de todos lados


          Lo eliminé de todos lados. De todos: del Facebook, los correos, los contactos del celular, todo. Si lo asfixiaba, entonces chau,  fue. No calculé que tendría que haberlo matado, o dejarlo sin piernas, porque resultó que sigue vivo y ayer pasó caminando por enfrente del laburo. Un garrón, casi me muero, me palpitaba todo, imaginate. Pero me dije no, no, hacete la ciega, no es él, se parece, pero no es. Y como no puedo con la duda, salí a fijarme, entré a caminarle atrás, y como me llevaba más de media cuadra de ventaja, apuré el paso, y cuando me di cuenta lo estaba corriendo, ¡corriendo!, ¿entendés?
           
            Obvio que me vio, si de golpe me tenía ahí, jadeando por la carrera, y para colmo chistándolo, porque no me contuve, le chisté… ¿Horrible, no? La quise jugar de indiferente pero me salió para el culo. Se dio cuenta, me miró medio feo, me preguntó si no había entendido, ¿el qué?, le pregunté yo. Que me asfixias. Ah, sí, más vale que lo entendí, si hasta te borré de todos lados. Pero no me creyó, y me revienta, porque al final sigo quedando como una pesada y yo lo tenía asumido el tema, sino no lo hubiera eliminado de todos lados, ¿o no?

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