No sé, no sé explicarte bien, pero es por la
altura de Arturo Seguí, nada más que yendo por un camino distinto, porque no es
ruta, es campo. Es lejos, pero además es complicado, te perdés muy fácil. Imaginate
que no hay número de calles, llegás a un momento del camino que tenés alguna
casa, barro, pasto, árbol, casa, ninguna luz… 40 minutos de auto y estás en la
nada, perdida como la san puta. Pero yo me dije voy igual, yo voy. ¡No! No es que
sea Brad Pitt, pero yo tampoco soy la Jolie. Igual ahora que lo nombrás, ¿viste
que Brad anda con el pelo medio largo? Pero es Brad Pitt, él puede hacerse caca
en el pelo y va a seguir estando bueno. En cambio éste usa el pelo largo, con
rulos… ¿largo?, qué digo largo, ¡relargo!, y le queda estilo cocker, que puede
ser muy hippie pero es horrible, ya pasaron los 70, a ver muchachos,
¡pasaron! Pero bueno, el chabón lo lleva así, con el orgullo de ser hippie y
que se note, que se note bien. ¡Obvio que no me gusta eso! Pero es algo
externo, la belleza quién te dice, la encontrás… ¿vos te acordás del petisito?
Ese era feo. Bien feo. Pero yo no me voy a olvidar más, nunca pensé que fuera
posible, ¿te acordás vos? El loquito se despertó a la mañana y estábamos muy
felices desayunando, cuando me dice que se había dejado los anteojos en la mesita
de luz, entonces se los busco, se los llevo, feliz estaba yo, haciendo la
sumisa, y cuando se los doy le pregunto si tenía miopía. Es que el culo de
botella que cargaban esos anteojos era importante, algún problema serio con la
vista tenía que tener. ¿Y qué me contesta? ¿Eh? Tengo estrabismo ¡Estrabismo!
Había pasado la noche con un pibe bizco y no me había dado cuenta. Y me dio
gracia, pero me dije chau, qué grosso, es recontra bizco y yo ni me detuve en
eso, esto es amor, es amor. Que loco, ¿no? Mirá vos, pensé que te lo había
contado. No, no prosperó esa historia, tenía novia el pibe, me enteré y chau,
chau amor. Pero bueno, ¿entendés a qué me refiero con la belleza? No es algo
determinante, una nunca sabe cuál es la fibra del otro que va a pegarte, no lo
sabes. Te la tenés que jugar, y yo sentí que me la tenía que jugar. El cocker me invitó a su casa, quedaba en la concha del loro, no sabía cómo iba a salir
la cosa, pero me la jugué. Vos pensá que hace mucho que no hago una jugada, no muevo
una puta ficha, y evidentemente es cierto eso de que no van venir a tocarte la puerta, es una de las
grandes verdades universales: no te pongas linda y esperés en el zaguán, porque
nadie va a tocar timbre para fijarse si hay una belleza sentadita ahí. Así que
moví. Igual pará, porque lo más grave no es haber manejado hasta donde se
termina el mundo y un poquito más allá. Lo más grave es todo lo que hice antes:
me levanté esa mañana con unos nervios que asustaban, a las 7 de la mañana yo
ya estaba arriba. Qué es terrible, porque cuando vas a tener una cita, si hay
algo que puede ser positivo es que el tiempo pase rápido, que no tengas la
posibilidad de andar haciéndote la cabeza y esas cosas. Pero yo tuve todo el
santo día para estar nerviosa, para conjeturar qué podía pasar, para alucinarme
con cada situación maravillosa que podía pintar, para cagarme hasta las patas
con las cosas de mierda que podrían aparecer… ¡todo el día así! ¿Con qué fui?
En el auto, te dije que manejé hasta allá. ¡Ah, la ropa! Sí, otro bajón,
agradecé que no anda la luz de la pieza y no puedo andar mirándome en el
espejo, porque si no me hubiera pasado alrededor de 5 horas probándome cosas:
que me queden bien pero que no den levante, que me hagan buen culo pero que no
sean caretas, que parezcan descontracturadas pero tampoco hippies, porque
acordate que el hippie es él, yo no podía aparecerme ahí con una camisola de
bambula. ¡Y ojo! No era solamente buscar algo que me quedara bien, tenía que
ser algo que se adecuara al lugar, ¿me entendés? No, no entendés, ¿me estás
siguiendo vos? El pibe vive lejos, en zona rural por decirlo de alguna manera,
a la vera de un arroyo, ¿me seguís? Yo
vivo en pleno asfalto, odio los sapos, y no pretendía andar caminando sobre un
par de sandalias esquivando batracios, ¿si? Mucho menos con algo corto que
dejara un centímetro de piel al descubierto para ser comido por jejenes,
mosquitos, serpientes venenosas. No. Indumentaria de safari, pero sin que se
notara, porque él vive con mucha naturalidad su relación con la especie animal.
Yo no. Yo detesto los bichos. Pero tampoco era cuestión de salir a mostrar
diferencias de tamaño calibre, ni ahí. Tenía que ponerme algo seguro, que me
protegiera de los peligros de la naturaleza, pero que me dejara tranquila para
sentarme ahí sin tener que pensar que algún ser viviente pudiera atacarme, y
para colmo, qué digo para colmo, sobretodo, que me hiciera buen culo. No, si cuando
yo te digo que fue complicado, vos creéme, no exagero en nada. Pero bueno, me
vestí, nada, sencillo: un jean, una remera, zapatillas… No, no era look de
trola, una remera lisa pero un poco linda, me tiré un collar de alambre, unos
aretes, qué sé yo, estaba vestida de mina, pero tranqui, como que no busqué
demasiado. Y además con el cuerpo cubierto y protegido para los bichos, pero a
la vista para el pibe, ¿entendés? No estaba mal el atuendo, creo, no sé, no sé
ni lo voy a saber. Igual sí, tenés razón, siempre es la misma historia para
vestirte, siempre es un rollo, pero yo te cuento de este episodio, y no puedo
obviar el detalle. Pero sigo, no te pongas impaciente, estás como del orto vos,
ya va. Te mando otra: yo sabía que el pibe no tiene un mango, ya lo sabía.
Tampoco es de sorprender, más vale: es hippie, ergo, es un muerto de hambre.
Deducción simple e inequívoca. Pero bueno, hay grados y grados de pobreza. Por
lo que yo sabía, el suyo era de los importantes. O no sé, yo aluciné eso porque
soy una estúpida importante, ese es mi problema. Para estar con un tipo hay que
ser conchuda, flor de conchuda: si no tiene un mango y te invita a cenar, que
saque un préstamo. Que empeñe las joyas de la abuela. Que venda un hijo. No sé,
lo que quiera, pero que lo resuelva él. En cambio yo no puedo, no. Me ocupo de
facilitarla porque soy una reverenda pelotuda. ¿Y qué hizo la boluda? Se
preocupó de que no le resultara tan difícil, de que no pasara por un mal
momento, que no se viera enredado en una situación complicada… ¡y con un
hippie! ¡Si los hippies se cagan en todo! Son capaces de invitarte con un tetra
y no se les mueve un pelo, se cagan en todo, ¿entendés? Pero yo no, dale y dale
con la cruz roja: mi viejo me había traído una bolsa de cornalitos, y entonces
le mandé un mensaje, le pregunté si le gustaban y listo. Llevaba yo misma algo
para picar. No te cuento el olor a pescado que tengo en el auto, no te explico.
Pero no contenta con eso, seguí con mi bondad y me dije algo para tomar, tengo
que llevar algo para tomar. Y pensé, le gustará cerveza o vino, cerveza o vino,
pero no quise apabullarlo a preguntas y decidí yo: llevo una cerveza, una de
las ricas, ninguna Quilmes, una copada. Total si nos pintaba quedarnos
despiertos tomando algo, bueno, que sirviera el tetra, imaginate que para la
altura en que pinta el cartón ya no te importa nada, sabés que al día siguiente
te internás y que te hagan un lavado de estómago, total te echaste un flor de
polvo, al hígado que lo limpien los médicos o alguna pasta. Y algo más, mirá lo
que será la esperanza, mirá vos. ¡Algo dulce! Tenía que llevar algo dulce,
porque siempre hay esperanza de que esté todo más que bien, entonces te va a
pintar la onda chocolate, y si el pibe es pobre, no va a tener ni caramelos.
Entonces también compré chocolates. ¿Te armás la imagen? Me subí al auto con
una bolsa con todo lo necesario, todo. Faltaba que llevara un par de sábanas,
mirá lo que te digo, es lo único que faltaba. Y ni hablar del cepillo de
dientes en la cartera, el enjuague bucal, porque podía ser que de tan pobre no
tuviera ni dentífrico, así que llevaba también eso. No sé, un atado de puchos
por si nos quedábamos sin tabaco y dónde íbamos a comprar si la casa queda en el culo del mundo, y todo,
absolutamente todo, camuflado: era necesario que el señor pelilargo no supiera
que estaba mudándome a pasar una noche equipándole la casa. ¿Pero sabés qué? La
gravedad más grossa de todo esto, no era lo que llevaba puesto, o lo que había
metido en la bolsa de supermercado ni en la cartera, ¡lo peor era lo que
llevaba en mi cabeza! ¡Las ganas que tenía encima, la emoción, los nervios! ¿Vos
te acordás de la invitación que me hizo? ¿Te acordas, no? Que la madrugada te encuentre sin obseciones (sí, con c lo
escribió), solo (sin tilde,
sí) sintiendo el aroma de este arroyo que
cruza a través de este aroma a vos que anda oliendo por estos pagos. Ya sé,
pésima, malísima, aroma aroma, dos veces, pobre loco, un poeta de la mala
sintaxis y las faltas ortográficas, pero un dulce, no me vas a decir que no. Yo
me mée cuando leí eso, fui totalmente consciente de su falta de capacidad para
las letras, pero me dije qué maravilla, ¿te imaginás? Aparecer de golpe fuera
de la urbe, sin bocinazos, sin horarios, porque ojo, para eso los hippies son
buenos, y qué sé yo, estar ahí, con un tipo que va a bajarte mil cambios,
sonaba lindo… Yo me la jugué, podía salir buena la movida, una nunca sabe, te
la tenés que jugar, a seguro se lo llevaron preso. Yo me mandé.
Una lástima que no estuviera,
¿no? Yo cuando vi que había manejado casi una hora, que estaba en la concha del loro, todo oscuro, campo por
donde miraras, desubicadísima, agarré y lo llamé. No estaba. ¡No estaba el
pedazo de pelotudo! Y se había olvidado de avisarme, mirá si será pelotudo. “Ay,
me vas a matar, ¿no?” Le dije que no, que no porque no estaba, sino obvio que lo hubiera cagado a tiros. Y tengo una bronca, una bronca, que te juro, no encuentro palabras
para explicártelo. Pero qué sé yo, estaba ahí, en el medio de la nada, muerta
de odio, y pensé en venirme, ¿hice bien, no? Escucháme, traje los cornalitos,
¿vos sabés cómo se cocinan?
buenisimooooooo!!!!LUIS
ResponderEliminar¡Qué bueno que te haya gustado Luis! ¡Gracias! (esto también le pasó a una amiga de la amiga de la conocida de Patito, pobre mina, ¿no?)
Eliminarexcelente!!!!
ResponderEliminarlo de "dale y dale con la cruz roja" me mató!jajaj lo comparto en mi face y te agradezco que me hayas hecho reir tanto!
ResponderEliminar¡Gracias a ustedes!
ResponderEliminarMara, hay párrafos que los releo y me vuelvo a reír, la frase del cócker analizada, con faltas de ortografía y poco sentido, no!! me muero, pensando eso y a la par de sostener la posición de la flaca, totalmente coherente con su pesadéz. los cornalitos... increíble.
ResponderEliminaryo de vuelta, gra
Muy Bueno me cague de risa y estaba en el laburo. Lo de ponerse kk y le queda bien , me mato, todo el parrafo esta bueno, segui divirtiendonos con estas charlas.Clau
ResponderEliminar¡Gracias chicas!
ResponderEliminarjjajajjajajajajjajajjajajajjajjajajajajaj...buenísimo Maruti!!!! no podes escribir asi!!! jajajajja....lo paso para que lo disfruten!!!.....
ResponderEliminarjajajjajajajjajajajjaj buenísimo Maruti!!! no podés escribir asi!!!....lo paso para que lo disfruten!!! besos
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